sábado, 1 de octubre de 2011

MERIDIANO 42


Creo que los científicos, al igual que los artistas hacen lo que hacen por una multitud de razones. Pero la realidad parece darnos algunas señales de que cuando estos apetitos están cruzados con la tecnología, en el caso de los artistas locales esto se convierte en una especie de tarea inabarcable, o al menos abarcable sólo para los artistas que viven en el centro de los cambios, en la metrópoli norteamericana o europea y no en los márgenes latinoamericanos. Exceptuando tres o cuatro países hermanos que tomaron las primeras medidas de industrialización en reemplazo de una economía de importación, destinando a los mercados internos sus resultados en industrias manufacturadas. Algo que ocurrió en el segundo tercio del siglo pasado, coincidiendo con la capacidad crítica y reflexiva de sus artistas con emprendimientos culturales que se estaban construyendo en el mundo. Aunque advierto que los artistas chilenos parecen no tener idea sobre qué significa situar la práctica artística en la sociedad “posindustrial globalizada” cuando ignoran las asignaciones de desarrollo cultural, local y regional, condicionadas por las expresiones de los poderes fácticos, el publico de medios y la sociedad civil. Pero me lo tomaré con calma.

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