miércoles, 26 de octubre de 2011

MERIDIANO 16


Sin obviar lo inacabado y su repetición durante nueve décadas, el universo retórico y simbólico de Loyola Records parece, a primera vista, desestructurado y caótico pero existe todo un sistema de paralelismos culturales como versionar de diferentes maneras la pintura inconclusa. Cada repetición es una versión, un “cover” como dicen en la industria discográfica, interpretando de manera fiel en algunos casos y en otros no tanto a la obra sin terminar. Con el transcurso del tiempo, estos “covers” han adoptado distintas formas de expresión provenientes tanto de las bellas artes, pasando por las artes plásticas y las artes audiovisuales, hasta las multimediales. La totalidad de los covers no sólo conforman la Obra Invisible, también constituyen una peinture d’Historie porque dan cuenta de la única manera que tienen los artistas de autovalidarse en Chile: universitariamente. Me propuse pensar la globalidad desde lo local, en particular, desde un país latinoamericano y andino que ha sido laboratorio del economicismo. Y desmontando ciertos tópicos del arte chileno reciente como la sobreteorización y el escuelismo. Me resulta inquietante no me sentirme identificado con el arte contemporáneo chileno ni representado por el arte chileno en general aunque todo lo que hago es resultado de dicho contexto.

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