martes, 25 de octubre de 2011

MERIDIANO 22


Incluso, los avatares pueden tener sus propios avatares para explicar el mundo. La cuestión jurídica de 1981 (sus modificaciones de 1990 y las del cambio de siglo), supongo, permiten precisar los procedimientos y comportamientos empleados por artistas, filósofos y cientistas sociales chilenos que llaman la atención por el modo tanático de articular las posiciones en escena. No es de extrañar que las élites sigan desconectadas de los problemas del arte, explotando sólo el nicho de lo conocido y las sociedades artísticas continúen fracturadas sin querer asumir las razones y argumentos de su condición. Queda claro que esta letal combinación con lo jurídico aporte conclusiones preocupantes. Como el tener que soportar (o ignorar) bajo el avatar de un Maverick el panorama de matonaje artístico por más tiempo del presupuestado. No por nada, muchos conocen el lugar que habito como “la pequeña Irak”.

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