lunes, 12 de septiembre de 2011

MERIDIANO 61


Mi proyecto Loyola Records lo inicié en una época donde convergen los últimos años de la dictadura militar y el estreno de la llamada transición democrática. Una época donde las artes chilenas no sólo estaban condicionadas por la contingencia política, de alguna manera, exudaba su condición de no ser más que una escena derivativa o formulista en su pretensión artística. Así lo percibí entonces y aún lo sostengo. Al respecto, no niego que resulta inverosímil, o al menos difícil de admitir, pero el Arte llegó a Chile para quedarse como un spaghetti western. Una metáfora simple, brutal, extravagante pero efectiva para alegorizar una cultura, la de mi país, que recrea sin comprender su inconsciente chorizo.

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