lunes, 19 de septiembre de 2011

MERIDIANO 54


Ahora, la cultura local de los eufemismos tiene un complemento con los motes: no es casualidad que Milton Friedman acuñara la expresión “el milagro de Chile” para describir las reformas monetaristas de shock que experimentó el país durante el gobierno de Pinochet. Sin lugar a dudas, un giro paródico del popular refrán “el pago de Chile”. No resulta original descubrir cómo nuestro alarde eufemístico incorporó elementos neoliberales a los fueros y privilegios de los apellidos, castas y razas, ampliando la variabilidad lingüística que nos remite al ethos del personaje Gerardo de Pompier, cuyo singular apellido “no sólo significa bombero, sino también es una palabra que designa el adocenamiento, el pasatismo, la cursilería y conformismo, especialmente en la jerga de los pintores”. Supongo que podrán deducir por qué acuñé el vocablo neopompier para dar cuenta de esa ampulosidad decimonónica que reconozco en el arte chileno contemporáneo y que muestra, a la vez, el brutal cinismo de nuestras políticas paliativas.

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