Enfrentar a las convenciones exige una cosa de método muy importante: producir al margen de los amarres e intereses del entrenamiento académico o paternalismo de la institucionalidad cultural. Independencia que junto con absorber el riesgo total de la iniciativa permite parodiar el encandilamiento de los artistas reducidos a gestores culturales y expertos en recolectar y chequear antecedentes. No pasa inadvertido el olvido que la emancipación artística es un logro de la contracultura y la filosofía del Do It Yourself decimonónico, algo perfectamente conocido e internalizado por las industrias culturales. Eso es lo que deja entrever mi propuesta “indi”, capitalizando su escasa masividad y la postura de no estar acorde con las expectativas de la oficialidad, la oposición y la disidencia en inventar una especie de glamour en torno al arte, y todo lo que representa, con sus habituales apuestas por ideas autoindulgentes que no produzcan cuestionamiento.
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