Me cuesta descubrir en qué momento Courbet entra a Latinoamerica. La insubodinación de este artista francés, a mi modo de entender el asunto, no es política sino formal: desde su comentada exhibición individual, acompañada de manifiesto, pasando por la alteración de formatos hasta las cuestiones del tratamiento pictórico. El giro del artista “realista” amplió la “autosuficiencia” pictórica gatillada por el ciudadano David y abrió secuelas que serán leídas críticamente por Duchamp. Y puestas a prueba como en el caso Mutt, donde no cuestiona la brecha abierta por la obra de Courbet sino que interpela a lo que un paradigma artístico puede ser reducido. Tanto al interior “heroico” de las vanguardias como en el acomodo descafeinado de la academia. Duchamp, entonces, al poner en entredicho lo retiniano cuestiona la reducción de la insubordinación formal a canon formalista. Señoras y señores, por un momento, la experiencia del arte volvió a ser situada en un inquietante no-lugar.
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