Un artista no es turista. Mi encuentro con Sánchez Blanco es una situación artística aparentemente banal. Un encuentro que al no quedar claro parece trivial. En cualquier caso, lo importante es detectar lo difícil que resulta querer entender que la obra son los once días en Cuenca, once días que han tomado dos años en ser construidos y once días que recién podrán ser apreciados como una obra de arte total el día de clausura de la onceava Bienal.
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