me acaban de hacer una entrevista a propósito de la bienal de cuenca y si bien no tengo idea cuándo la publicarán, les posteo el cuestionario:
¿Cómo surge su participación en la Bienal de Cuenca?
Participo en una de las tres curatorías, la de Fernando Castro Flórez (los otros dos comisarios son Katya Cazar y Agnaldo Farías). Castro Flórez es uno de los comisarios de habla hispana más requeridos por su prestigio en bienales, museos, exposiciones y publicaciones y su “excusa curatorial” para esta bienal fue el discurso de Paul Celan, “Meridiano”. Poco antes de retornar a Chile, le dije a Domingo Sánchez Blanco que tenía la sensación de ser el único imbécil que se tomó en serio el asunto del discurso del poeta. Me miró seriamente y me dí cuenta que ya éramos dos.
El asunto es que la bienal de Cuenca ha sido para mí un espacio y un tiempo que complementa otras experiencias estéticas donde he tensionado epistemologías o modulaciones de la práctica artística. Participar en una de las bienales latinoamericanas de mayor perdurabilidad en la región me permite poner a prueba mi espíritu insurgente y revisionista no sólo en torno al intercambio de conocimientos, experiencias y vivencias relacionadas con el concepto de “entre-abierto”, que es la idea fuerza de la onceava bienal de Cuenca sino también me permite retrospectivamente evaluar la puesta en riesgo de mi obra en focos de legimitación artística local, regional o global.
¿En qué contexto se te informó que participarías como invitado oficial y cómo recibiste esta noticia?
Siempre ser invitado a exponer cuando uno es desaprensivo con las exposiciones es algo que me tomo muy en serio. Porque, para mí, dicha experiencia no es ir a instalar lo ya hecho o hacer algo específico ahí. Nada de eso. La invitación es una pregunta de sentido que nutre mi interés por tensionar la noción de comparecencia de obra. Por lo tanto, la noticia me pareció interesante porque ofrecía a mis intereses artísticos garantías alejadas del overbooking bienalista.
¿Qué obra presentantes en esta Bienal y qué la caracteriza en términos formales y conceptuales?
Mi obra son los once días vividos en Cuenca incluyendo la inauguración de su onceava bienal, el día once del mes once del año once. He definido esta situación como un docureality en clave de fotonovela a la manera de posteos porque todo lo que antecede a mi visita, lo que hice durante aquellos días y lo que retuve de dichos momentos los publico en el blog (creado por Fernando Castro Flórez) Hacia un meridiano inquietante. Entiendo el hacer artístico como una experiencia y de eso se trata mi participación en la bienal.
Pero, indudablemente, lo que caracterizó el asunto fue encontrarme por vez primera con Domingo luego de dos años trabajando juntos en un sinnúmero de obras telemáticamente. Fue interesante escanear cómo era leído nuestro histórico encuentro, donde la ausencia de Fernando Castro Flórez por una piedra vesicular, tornó todo más bizarro. Bueno, Domingo me hizo entrega de la biblioteca "Cátedra Domingo Sánchez Blanco" y ratificamos tormentas de ideas y demases en una serie de operaciones artísticas en tiempo real, como siempre debe ser. También, en términos formales y conceptuales, intercambiar posturas críticas con Ricardo Calero, Jorge Pineda, Illich Castillo o los Paralelo 45°25'N fue una buena manera de torpedear las taras del bienalismo.
¿Cómo fue el proceso de creación?
Siendo consecuente con el comisariado, me propuse quebrantar las fronteras entre lo decible e indecible mediante una obra que son y seguirán siendo muchas, todas ellas colaborativas y cooperativas: mis intervenciones en el blog de Fernando, el encuentro con Domingo Sánchez Blanco, los “diez minutos de Cagón & Crista para diez poetas de Cuenca” (junto al artista ecuatoriano Patricio Palomeque) realizados en el Teatro Casa de la Cultura, el partido de fútbol “Resto del mundo contra los artistas del Ecuador” (asistido por el artista ecuatoriano Héctor Pacurucu y el artista brasilero Rubens Mano) en la Cancha sintética del Estadio Alejandro Serrano Aguilar, la expedición patafísica al Parque Nacional Cajas (junto a los artistas Ricardo Calero, Rodrigo Pineda y Domingo Sánchez Blanco) o la intervención con aportes de Avelino Salas (Roma), DJ Fassman (Dublín) y los poetas ecuatorianos Cristobal Zapata, Carlos Garzón y Carlos Vásconez a la intervención “No hay pena ni gloria que no la chupe de la oreja al mentón” que Domingo Sánchez Blanco realizó en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Cuenca.
Y hay más, como las intervenciones realizadas con los jóvenes artistas que trabajaban en la Bienal (y participaban, a la vez, en la “contra-bienal”) y un largo etcétera que estoy postproduciendo porque esta obra coral terminará cuando clausure la bienal el 31 de enero del próximo año. Destaco la entusiasta participación de Pablo Oyarzún, filósofo y traductor de Celan, en dos obras sonoras tituladas “Der Meridian” y “Ártico”, la bióloga Roxana Pey en la pieza "Via Láctea" y la de Francisco Brugnoli, en una en clave grindcore llamada “Zunga”.
También fue importante darme cuenta que he sido el primer artista que participa en la bienal haciendo uso de la web como soporte artístico. En aras de los tiempos que vivimos y el estado de las cosas decidí trabajar con dos formatos: a nivel usuario y a nivel profesional, esto último posible gracias a la asistencia de la unidad informática de la Universidad de Cuenca y su ingeniero Pablo Palacios. No hay que olvidar que sólo un 7.7% de la población ecuatoriana tiene acceso a Internet, según su Instituto nacional de Estadísticas y Censos. La próxima semana retransmitiré por red lo realizado en la intervención de Domingo Sánchez Blanco desde los blogs Bizarro 2.0 y Hacia un meridiano inquietante.
ahora, como académico que soy no puedo eludir la falta educación, reflexión y experiencia que impide la comprensión de los procesos creativos contemporáneos, algo que está en relación en Chile con las numerosas facultades de artes que hay, las que fomenta un patético clientelismo. En estricto sentido, la hiperinflación de licenciados en artes en nuestro país ha fomentado un academicismo trasnochado, ignorancia total y falta de conexión con la práctica real del arte. Del mismo modo, como artista, enfrento las miserias intelectuales y programáticas de los oportunistas ante los bienalismos y las ferias del arte. Estas temáticas estuvieron muy presentes en mis conversaciones con artistas e intelectuales en la bienal y, también, con la escena cultural ecuatoriana.
Si tuviera que dar algunas pistas de mis procesos creativos, sin duda, apuntaría a la lectura irónica que hago de la estética relacional y del post-documentalismo.
¿Cómo se titula tu obra? ¿Por qué?
Todas mis obras se titulan igual: Fuckin’Marcianos. Aunque le agrego habitualmente títulos alternativos como, por ejemplo, el lacaniano Del por qué nunca me miras desde dónde yo te veo que utilizo para nombrar los posteos realizados durante mi estadía en Cuenca o, el también lacaniano Del cómo lo que veo nunca es lo que miro para lo publicado desde mi retorno a Chile hasta la clausura de la bienal.
¿cuándo es la inauguración y el cierre de esta muestra, y en qué espacio, específicamente, será exhibida tu obra?
La bienal fue inaugurada el 11 de noviembre y su cierre es el 31 de enero del 2012 y mi obra, está disponible en red no sólo durante dichas fechas sino estará como una muestra permanente en el ciberespacio. Soy el único artista que su obra es inubicable físicamente en Cuenca, ya sea en los distintos museos que albergan la bienal o en los espacios públicos y privados de esta ciudad andina patrimonio de la humanidad que fueron intervenidos por artistas de un lado y otro del meridiano. El último día en Cuenca, el once del once del once, iba saliendo del edificio de la bienal y me dediqué a leer un panel que estaba a la entrada con la distribución de las obras que participaban en el evento y mi nombre aparecía junto al de Domingo, en su obra en la Facultad de Arquitectura pero no se consignaba que la obra era nuestro encuentro como tampoco aparecía el blog Hacia un meridiano inquietante que también comparece como obra. Quiero decir, no me molestó la omisión, todo lo contrario, estaba degustando la dificultad para reconocer y nombrar.
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