Las galerías. Todo lo que se expone ahí parece lo mismo: arte contemporáneo. Además son pretenciosas.
Los/Las galeristas con pocas excepciones.
Los coleccionistas de Arte Contemporáneo. Suelen ser horteras y superficiales, sin intención de ofender a nadie.
Las colecciones. Son como álbumes de cromos de una misma colección.
Que el reconocimiento del artista dependa del aprecio del mercado.
Que los críticos, que por definición no tienen un cerebro artístico, sino más bien literario o periodístico (si no, serían artistas), no perciban el arte si no lo ven en una galería de prestigio o con otro tipo de marco.
La ignorancia de los galeristas.
La falta de memoria.
La juventud como valor artístico.
El precio como valor artístico.
El prestigio de la galería como valor artístico.
El tamaño como valor artístico.
Los curricula como valor artístico y su ordinariez y vacuidad consustanciales.
La personalidad del artista como valor artístico.
La Industria Cultural en la que se inscribe el arte contemporáneo que pretende ser más cultural que industria desvirtuando el significado de la palabra cultura e impidiendo que crezca algo culturalmente más interesante.
La pretenciosidad de los artistas.
La pretenciosidad y arrogancia de los críticos.
El egocentrismo de los galeristas, críticos, comisarios, directores de museo, artistas y hasta coleccionistas (que no se quedan atrás).
El poder de los supercoleccionistas, los museos y los comisarios para imponer cánones.
La "pasión" del coleccionista que enmascara deficiencias culturales y complejos de clase.
La inocencia, por llamarla así, del público.
Las casas de subastas.
Que no haya un espacio para responder a las críticas en los suplementos culturales y las revistas.
Los artistas que piensan que el arte es importantísimo para la sociedad y no se dan cuenta de que sólo es importantísimo para ellos y para la Pijosfera.
Los artistas pretendidamente políticos que presentan su obra como carga de profundidad o algo así y alimentan perversamente lo que pretenden criticar ignorando que hay otras formas de hacer política comprometida, creativa y sobre todo efectiva como la practicada por Greenpeace sin que eso tenga que llamarse Arte.
Los pabellones nacionales de la Bienal de Venecia . El concepto mismo de pabellón nacional está desfasado.
Las obras instaladas en las casas de los clientes. Parecen regalos de boda.
Los jurados.
La globalización o sucursalización del Arte.
El arte "local-global".
Que los artistas tengan que ser sumisos pero parecer duros y encima se lo crean.
La falta de atención.
El exceso de atención.
Los temas como el de la muerte de la pintura .
La convivencia entre la necesidad de mimetización para ser reconocidos como artistas y la pretensión de originalidad (esto se aprecia muy bien en las ferias).
Las obras hechas para causar "Sensation".
Los stands de las ferias: apoteosis de cutrez cultural.
Que las galerías de Arte sólo sean tiendas aunque pretenden ser algo más.
Que los galeristas digan que son importantes para la sociedad.
Los dossieres.
Que se piense que al público hay que educarle.
Que se piense que a los coleccionistas hay que educarles.
Los consultores o "educadores" de coleccionistas (al final todo es "money")
Las consignas de mercado: "se va a llevar la pintura, o los trabajos sobre el cuerpo, o los problemas de género, etc".
Las modas artísticas.
El victimismo feminista.
Los artistas victimistas en general (ya sabemos dónde está la puerta).
Las exposiciones colectivas de arte de mujeres.
Las exposiciones de "arte joven".
El victimismo manipulador de algunos galeristas (muchas veces cagado directamente sobre la cabeza del artista).
El resentimiento, inevitable en un sistema competitivo y exclusivista.
El peloteo como postura existencial
Los escándalos de pacotilla.
La falta de pudor en su sentido más amplio.
La crueldad.
Los artistas incomprendidos.
Los artistas que gustan a todos.
Los textos de artistas cuando intentan aparentar una formación filosófica de la que carecen, pero que lo único que muestran es su falta de imaginación, aunque por lo general "cuelen".
Las bases de los concursos a las que falta imaginación.
Los formatos para ferias y museos.
Que se siga reivindicando a Duchamp como padre de todo esto.
Que no se sepa que la palabra Arte y artista no significan lo mismo que las mismas palabras en la Historia del Arte
Que "las piezas" artísticas estén tan sobrevaloradas económicamente en comparación con otros objetos de intercambio comercial sin "aura" (o el aura como coartada comercial)
Que desde Duchamp se diga que todo lo que haga un artista es arte.
Que desde Warhol y sus "Brillo box" se diga que todo puede ser arte.
Que desde Beuys se diga que todo hombre es un artista.
Que se digan tantas cosas y el arte sólo sea lo que hacen los artistas, de lo que hablan los críticos, seleccionan los comisarios, coleccionan los coleccionistas y los museos, venden los galeristas, subastan las casas de subasta y compran y venden los inversores.
Que mucha gente en un principio inteligente y sensible se malogre porque no entendió a tiempo de qué iba todo esto.
La lectura esteticista de la realidad, que suele ir acompañada de una pretendida pero ausente profundidad, y es reaccionaria.
Que el arte, tal y como está montado el tinglado, sea siempre reaccionario.
Los museos de arte contemporáneo que pretenden unir la sacralidad museística y la frescura de lo nuevo.
Los apaños económicos de las galerías en los que suele perder el artista.
Las Bienales y eventos artísticos que no pagan a los artistas pero sí a todos los demás.
Los artistas que nos apuntamos a un bombardeo porque somos unos pringados.
Las revistas de arte que supuestamente hablan de arte pero son sobre todo publicidad mercantil.
Las obras "super trendies" que son sólo imitaciones formales de lo "super trendy", que no es nada.
El "buenismo" demagógico disfrazado de heavy metal.
Los artistas que van de outsiders pero que luego no lo son en absoluto y están en las mejores galerías y bienales .
La simplicidad conceptual del arte políticamente comprometido expuesto en galerías o bienales donde ese compromiso no significa (ni arriesga) nada.
Jeff Koons y todo lo que representa.
El Nuevo Arte Chino, que lo que aporta de nuevo es más mercado y más artistas, pero no más arte porque es más de lo mismo. El mismo perro con distinto collar.
Los rankings de artistas.
El arte como ostentación de riqueza.
Charles Saatchi.
La falta de sitios donde sentarse en los espacios expositivos. También durante las inauguraciones.
Las notas de prensa, por lo general con textos penosos.
La repetición de citas (de Baudelaire a Adorno, Baudrillard, Bourdieu, Guattari, Virilio, A. Touraine...) en los textos sobre arte que eluden pensar lo que verdaderamente debería ser pensado.
El arte público, sin otra función que adornar (en el mejor de los casos) una rotonda, rellenar un espacio, un presupuesto, promover una marca o simplemente "hacer moderno"(lo que no excluye todo lo anterior)
Las escuelas y facultades de arte, desconectadas de la realidad del mercado, apoteosis de la endogamia académica y fábrica de inútiles.
El infantilismo reinante.
Que se digan o escriban tantas tonterías para defender puros ejercicios de formalismo repetitivo.
Que cuando alguien inteligente de fuera del gremio critique la banalidad del sistema artístico se le acuse de ignorante o entrometido.
El arte como "profesión".
No hay comentarios:
Publicar un comentario