martes, 3 de mayo de 2011

Ranciere apunta en La parole muette que algunos de los textos fundamentales de la modernidad, desde Flaubert a Beckett son manifestación de una "palabra en soliloquio" que no le habla a nadie ni dice nada más que las condiciones impersonales e inconscientes de la palabra misma pero también se trata de aquello que "hace sentir, bajo la prosa banal de las comunicaciones sociales y los dispositivos narrativos comunes, la prosa poética del gran orden o del gran desorden: la música de las afecciones y las percepciones desligadas, abrazadas en la gran corriente del infinito".

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