martes, 10 de enero de 2012

DEL COMO LO QUE MIRO NUNCA ES LO QUE VEO

Los detractores de Peter Greenaway por su interés en el imaginario de las pistas electrónicas de baile tal vez lo calumnian porque tiene toda la batería tecnológica que querría un pinchadiscos de videos o hace lo que un cineasta no puede porque no lo dejan. Lacan diría que se trata de simple envidia. De la que fans ni grupies pueden escapar cuando la plenitud creativa del artista los ignora. La posible desazón con Peter Greenaway es la de cultivar la libertad del artista. Albedrío desde donde se declara pintor al filmar e historiador del arte al pinchar samplers audiovisuales. O viceversa. O todo eso junto. Observar su performance como pinchavideos arriba del escenario es reconocerlo en su ajenidad calculada para provocar a los que aún creen en los géneros o apellidos artísticos, sea dentro y fuera del circuito de las artes o fuera y dentro de la industria. Por eso, seduce o aterra cómo Greenaway desmenuza los formatos artísticos y las distintas tecnologías asociadas para conseguir el objetivo que tiene todo artista: reinventar el Arte. Una pretensión que corta fríamente la corrección política de cualquier hermeneuta. Al transformase en Video Jockey (VJ) en Looperpedia asume en vivo lo que ya habíamos visto en los bonus documentales de sus películas: dar cuenta cómo se arma una imagen artística, disponiendo la habilidad y la destreza conceptual del artista para poner en crisis nuestra historia audiovisual y repensarla, es decir, observar las capas ocultas de lo que vemos, pero interpelándonos desde un entorno masivo. El discotequero.

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