El puto viento siberiano nos vuelve locos en la Pedriza.
El PVS mueve nuestra casa-cabaña-palafito con patas de madera apoyada encima de una piedra como si fuese un barco. La lámpara baila al ritmo de los vasos chocando y las sombras crecen, se alejan,...estamos acojonados.
Esta mañana, desde la ventana, la siguiente escena: una pareja de mirlos anda muy concentrada montando jaleo con las hojas secas. Un gato semisiamés agazapado detrás de las rocas espera pacientemente a que se acerquen y ¡zás!, salta sobre la hembra y la inmoviliza mordiéndole el cuello. La zarandea, flotan plumas negras y cuando parece que todo ha acabado abre la boca y el pájaro se escapa volando.
A la casa le faltan algunas tejas de alquitrán. Está desplumada, como el mirlo.
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